Coronavirus y coronabonos: qué puede cambiar en el plan verde europeo

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Tanto la gestión del ‘coronavirus’ como las estrategias de salida y normalización post-crisis, están cambiando las prioridades presupuestarias europeas. El denominado ‘Plan Marshall’ europeo que debería servir para la reconstrucción de las economías y una mayor integración europea, ha quedado en el último Eurogrupo como la suma de financiación procedente del BEI, del MEDE y la creación de mecanismos extraordinarios como SURE, enfocados para el desempleo. Será preciso esperar al próximo Consejo Europeo para determinar cuál será el esfuerzo inversor definitivo y si habrá o no ‘coronabonos’.

Según la presidenta de la Comisión Europea, el ‘nuevo Plan Marshall’ debería ser el próximo marco financiero plurianual (MFP) 2021-2027 para dar respuesta a las diferentes necesidades de gasto en la reconstrucción de algunas economías como la italiana o la española, entre otras. El debate se ha centrado demasiado en los instrumentos y no tanto en los fines, especialmente en la materia de los denominados ‘coronabonos’. Tras la crisis de deuda de 2010 se dejaron creados varios instrumentos que ahora se pueden utilizar, siendo el más importante el MEDE con una capacidad actual de financiación directa a los países de 375.000 millones de euros.

Teniendo en cuenta que uno de los principales destinos de financiación para el nuevo MFP 2021-2027 era el ‘Green New Deal’, será necesaria una revisión no tanto de las prioridades en materia climática (donde se siguen dando pasos hacia una mayor ambición en los objetivos de reducción de emisiones y transición ecológica) sino de las asignaciones presupuestarias y planes de financiación que iban con cada objetivo.

La Política Agrícola Común, más beneficiada

Precisamente, en este sentido, una de las partidas del Presupuesto europeo que va a salir relativamente más ‘beneficiada’ es la Política Agrícola Común (PAC), especialmente el 2º Pilar de ‘Desarrollo Rural’: pagos condicionados a agricultura, inversiones en infraestructuras de regadíos, pagos por productividad. En el Pleno que se anuncia para los días 14-17 de septiembre se determinará con precisión cuál será la PAC del MFP 2021-2027, mientras que en el Pleno del 27-28 de abril de la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo se ha prorrogado la PAC un año y otro adicional hasta que se alcance el acuerdo definitivo (probablemente bien entrado 2021).

El objetivo por parte de la Comisión Europea es recuperar la PAC reconociéndola como instrumento de seguridad alimentaria para Europa. No habrá un incremento del presupuesto asignado con respecto al MFP 2014-2020 sino una menor disminución del previsto para el MFP 2021-2027, ya que hasta la fecha, el recorte previsto era de 7.500 millones sobre el anterior Presupuesto.

Por tanto, en los próximos meses la política europea podría realizar un viraje interesante para el conjunto de los sectores productivos, pero muy especialmente para aquellos que más recorte sufrían con respecto al MFP 2014-2020: mantener o incluso elevar la ‘ambición climática’ pero con un presupuesto menor. La orientación de los países dominantes (norte y centro europeo) es hacia la inversión no a través de gasto directo sino como préstamos provenientes del BEI (acuerdos directos con empresas o instituciones), del MEDE (financiación directa a los países con condicionalidad macroeconómica) o del BCE (si las empresas tienen acceso a los mercados de capitales) para emplear en la fase de recuperación de la economía europea.

Esta coyuntura deja una oportunidad extraordinaria para algunos sectores que contribuyen decisivamente a la des-carbonización, reconociendo la capacidad sumidero de actividades como la forestal (terminando de cerrar el círculo abierto en la Taxonomy como actividades que contribuyen a mitigar el cambio climático) y su retribución acorde al mercado (es decir, que puedan emitir y colocar derechos de CO2), el laboreo de tierras o los servicios ambientales en la gestión de residuos, aguas y regadíos.Será difícil mantener las cifras actuales de la negociación ante el evento de que algunos países miembros tengan que reducir la aportación al MFP prevista como consecuencia de las restricciones presupuestarias nacionales por ‘coronavirus’. Por ello, es posible que la capacidad de endeudamiento se tenga que incrementar pero también aparecerán las tensiones entre los países del norte y los del sur para ver cómo se reparten los costes de un endeudamiento público que crecerá, como mínimo, entre 25 y 30 puntos de PIB en los próximos meses.