La economía circular también es transición energética

economia-circular

Economía circular y transición energética son dos conceptos estrechamente relacionados. Coinciden en la necesidad de replantear los modelos de producción, en busca de una mayor eficiencia y ante el avance del cambio climático. Y también, lamentablemente, en que en ocasiones se utilizan de forma retórica, sin ahondar en su complejidad.

Sin embargo, toda sociedad moderna debe profundizar en sus políticas de economía circular y transición energética, que a su vez se retroalimentan. El reto, complicado, es impulsar un nuevo modelo de producción y consumo, ante el peligroso avance del cambio climático, sin renunciar al nivel de progreso y competitividad de nuestras economías, que tiene un pilar en la disponibilidad de energía a precios accesibles.

Además, un país como España se enfrenta a este reto con dificultades añadidas, pues su biocapacidad -es decir, la capacidad de un territorio para generar un abastecimiento regular de recursos renovables y absorber los desechos resultantes de su consumo- está por debajo de las otros países comparables, como Francia, Alemania o Suecia. No somos un país especialmente rico en recursos naturales, lo que nos obliga a ser especialmente eficientes en todo lo que tiene que ver con la utilización de las materias primas y de la energía.   

La Estrategia Española de Economía Circular

Con estas premisas y los compromisos adoptados por España en el Acuerdo de París -el mayor hito internacional en la lucha contra el cambio climático-, el Gobierno presentó a comienzos de verano la Estrategia Española de Economía Circular, también denominada España Circular 2030. Sus objetivos principales son reducir en esta década en un 30% el consumo de materiales y recortar un 15% la generación de residuos, en ambos casos respecto a los datos de 2010. Y también hay otra meta ligada directamente a la transición energética: reducir en la próxima década la emisión de gases de efecto invernadero por debajo de los 10 millones de toneladas de CO2

¿Cómo lograrlo? Está por ver, pues la Estrategia se hará efectiva mediante planes de acción trianuales y se espera que el primero se presente a finales de 2020. De momento, la Estrategia incide en la necesidad de soluciones integrales que impliquen a empresas, administraciones y consumidores, pues “solo con el compromiso de todos será posible abordar de un modo eficaz un problema que no es estrictamente técnico, sino social y de equidad”. También se señala la interdependencia entre Economía y Medio Ambiente. 

Pasar de las musas al teatro no será sencillo, pero al menos el camino está, en gran medida, señalado. ‘España Circular 2030’ entronca con diferentes compromisos internacionales del país, como el ya citado Acuerdo de París, la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible de Naciones Unidas, el Pacto Verde Europeo y los dos Planes de Acción de la Comisión Europea sobre economía circular. En el ámbito nacional, es clave la Ley de Cambio Climático, en tramitación parlamentaria, así como el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y, a un nivel inferior, el anteproyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados y el Real Decreto Ley 23/2020 sobre energías renovables.

Con ese armazón y un contexto que, con la pandemia del coronavirus, está más abierto al replanteamiento de algunos aspectos del modelo socio-económico, puede que la economía circular reciba en esta década un enorme impulso, como piden desde hace tiempo sus grandes defensores. Sería un enorme éxito alinear de esa manera la sostenibilidad medioambiental, social y económica, y para lograrlo habrá que medir bien todos los pasos. Los problemas complejos nunca tuvieron soluciones sencillas.