La economía circular, un pilar de la transición energética en la UE

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El Pleno del Parlamento Europeo aprobó este miércoles 10, con 574 votos a favor y solo 22 en contra, el informe sobre el Plan Europeo de Economía Circular, propuesto por la Comisión en marzo de 2020. 

Con esta decisión, los eurodiputados ratifican la apuesta por la reutilización y reciclaje como herramientas clave para alcanzar los ambiciosos objetivos de emisiones de la UE: llegar a la neutralidad climática en 2050. Una tarea muy compleja, que deberá alcanzarse cuidando al detalle sus posibles efectos sobre la competitividad de las economías europeas, y muy especialmente su sector industrial. 

Lograr la neutralidad climática requiere la contribución de todos los sectores de la economía europea, así como incentivos claros para desarrollar prácticas, productos y tecnologías sostenibles y respetuosos con el clima. En este sentido, la neutralidad climática sólo será posible si se reducen también las emisiones asociadas a la producción, el uso y el reciclaje de materiales. La política medioambiental, la energética y la economía circular han de afrontarse, en consecuencia, como elementos estrechamente relacionados que forman parte de un todo

En el documento ‘Un planeta limpio para todos’ -‘A clean planet for all’-, en el que la Comisión explica su estrategia climática con el horizonte de 2050, se identifica la economía circular como un área clave para lograr una economía climáticamente neutra. Puede tener un enorme impacto en todo tipo de sectores, como la automoción, la agricultura y la construcción, donde el creciente uso de madera y materiales aislantes de base biológica responde a la preocupación por la eficiencia energética y el impacto medioambiental.    

Ahora, con el visto bueno de la Comisión y el Parlamento, es el momento de que la máquina regulatoria de Bruselas se ponga a funcionar. El informe contempla iniciativas legislativas en áreas clave esenciales para la economía circular: plásticos, textiles, residuos electrónicos, alimentos, agua y nutrientes, embalaje, baterías y vehículos y edificaciones y construcción. Pero no se necesitarán solo medidas regulatorias; también las señales políticas son importantes para comprometer a la industria hacia la economía circular.