Ocho preguntas básicas sobre el hidrógeno y la energía

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El hidrógeno se ha convertido en parte de la discusión sobre el futuro de la transición energética y más ahora que, con los Fondos de Recuperación de la UE, hay muchas más esperanzas de financiación para todo tipo de proyectos innovadores. Pero ¿cuáles son las principales características del hidrógeno como actor de la transición energética? Estos son los ‘basicos’ del debate, ordenados en ocho preguntas.  

¿Es el hidrógeno una fuente de energía? 

El hidrógeno no es una fuente de energía primaria sino un vector energético, esto es, un producto que requiere de una aportación de energía para ser obtenido y que es capaz de almacenar energía en sus enlaces, energía que, posteriormente, puede ser liberada. 

¿Qué es el hidrógeno verde?

El hidrógeno se clasifica comúnmente entre verde, gris o azul en función de las materias primas o energías empleadas para su producción y las emisiones asociadas al proceso. 

Cuando el proceso de producción de hidrógeno conlleva unas emisiones de GEI (gases de efecto invernadero) elevadas, el hidrógeno resultante se denomina gris. El hidrógeno azul (o bajo en carbono) se refiere al producido a partir de combustibles fósiles en procesos en los que se han incorporado sistemas de almacenamiento y captura de CO2. 

Por su parte, el hidrógeno renovable o verde se puede obtener mediante electrólisis, consumiendo electricidad procedente de energías renovables. El proceso consiste en disociar la molécula de agua en oxígeno e hidrógeno en estado gaseoso por medio de una corriente eléctrica continua. Según la Agencia Internacional de la Energía, esta manera de obtener hidrógeno verde ahorraría los 830 millones de toneladas anuales de CO2 que se originan cuando este gas se produce mediante combustibles fósiles.

¿Cuáles son las principales ventajas del hidrógeno en su uso energético? 

El hidrógeno es 100 % sostenible. No emite gases contaminantes ni durante la combustión ni durante el proceso de producción. Además, es fácil de almacenar, lo que permite su utilización posterior en otros usos y en momentos distintos al de su producción. Por otra parte, es un elemento versátil -puede transformarse en electricidad o combustibles sintéticos y utilizarse con fines domésticos, comerciales, industriales o de movilidad- y fácilmente transportable, pues puede mezclarse con el gas natural hasta en un 20 % y viajar por sus mismos canales e infraestructuras.

¿Y sus desventajas? 

La energía procedente de fuentes renovables, clave para obtener hidrógeno verde a través de la electrólisis, es más cara de generar, lo que a su vez encarece la obtención del hidrógeno. Y la producción del hidrógeno en general y del verde en particular requiere más gasto energético que otros combustibles. Y por último, el hidrógeno es un elemento muy volátil e inflamable, por lo que requiere unos requisitos de seguridad elevados para evitar fugas y explosiones.

¿Dónde puede tener más usos al futuro el hidrógeno?

El hidrógeno se puede usar como generador de electricidad y agua potable, mediante la reacción de hidrógeno y oxígeno en una pila de combustible. Esta solución ya se emplea en misiones espaciales, para suministrar a las tripulaciones agua y electricidad.

También sirve para almacenar energía. Los tanques de hidrógeno comprimido son capaces de almacenar energía durante largos periodos de tiempo y, además, resultan más sencillos de manejar que las baterías de iones de litio, pues pesan menos. 

Y la gran versatilidad del hidrógeno permite su uso en aquellos nichos de consumo que son muy difíciles de descarbonizar, como el transporte pesado, la aviación o el transporte marítimo. Hay ya, por ejemplo, distintos proyectos para utilizar hidrógeno en aviones de pasajeros.

Pero, en su aplicación práctica a corto y medio plazo, ¿dónde podría tener más usos? 

Las expectativas más cercanas sobre el uso del hidrógeno en la energía están puestas en el sector de la automoción, utilizándolo como un método de almacenamiento. Es decir, puede tener su papel en la movilidad eléctrica, que hoy no es plenamente competitiva por la capacidad de sus baterías y los tiempos de carga. Sin embargo, esta alternativa podría no estar madura hasta la próxima década, cuando se supone, precisamente, que la movilidad eléctrica ya habrá resuelto esos problemas. 

¿Qué papel se le da al hidrógeno en la estrategia de descarbonización del Gobierno?

El documento ‘La Hoja de Ruta del Hidrógeno: una apuesta por el hidrógeno renovable’, aprobado por Consejo de Ministros el 6 de octubre de 2020, reconoce al hidrógeno renovable como una herramienta clave para la integración de los diferentes sectores energéticos, capaz de contribuir a la descarbonización de la economía con eficiencia y rentabilidad. 

Entre los diferentes roles que ha de asumir este hidrógeno renovable, la Hoja de Ruta destaca su relevancia como mecanismo de almacenamiento energético, así como su capacidad de dotar de flexibilidad al sistema y aportar valor añadido a las industrias intensivas en consumo de hidrógeno, reduciendo sus emisiones por el uso de hidrógeno gris (procedente de gas natural). 

¿Y la actitud de las empresas? 

Las principales compañías energéticas de España están apostando por el hidrógeno, como demuestran los más de 350 proyectos que han presentado al Gobierno para el reparto de los Fondos Europeos de Recuperación.  Iberdrola, por ejemplo, presenta 53 proyectos de hidrógeno verde, en asociación con más de 50 empresas industriales. También destaca el proyecto de Naturgy y Enagás para levantar en La Robla (León) una planta con una capacidad de producción de 9.000 toneladas al año de hidrógeno renovable.