Repsol y CLH piden avanzar en la transición energética sin dogmatismos

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Dos de los principales ejecutivos de la industria petrolera, Antonio Brufau, presidente de Repsol, y Jorge Lanza, consejero delegado de CLH, han analizado recientemente, en sendas conferencias que tuvieron lugar en Madrid, el proceso de transición energética. 

Con sus diferencias y matices, ambos coinciden en un punto fundamental: la transición energética tiene que ser ordenada y sin dogmatismos. Para que las sociedades modernas sean capaces de resolver su reto energético, es fundamental que esa transición balancee correctamente la demanda de crecimiento económico y bienestar, que no es igual en todo el planeta, con la necesidad de una energía más limpia. En ese proceso, la loable voluntad de liderazgo de Europa será inútil a no ser que adopte una perspectiva más global. 

Otro punto importante de coincidencia entre los dos dirigentes fue su defensa de una mirada más ‘agnóstica’ sobre el papel futuro de las diferentes energías. Lanza pidió expresamente a los reguladores “neutralidad tecnológica para permitir que el mercado siga su propio ritmo de investigación”; en su opinión tanto el petróleo como la energía nuclear tienen un papel que jugar en la transición energética. Para el consejero delegado de CLH (Compañía Logística de Hidrocarburos), son más efectivas las medidas que incentivan la eficiencia energética que las prohibiciones.

Por su parte. Antonio Brufau lamentó que las regulaciones europeas apuestan por unas tecnologías, “medio desprecian otras e ignoran las del futuro”. En su opinión, hay que continuar desarrollando procedimientos de captura y reutilización del dióxido de carbono y estudiar más profundamente las posibilidades del hidrógeno, en un continuo proceso de revisión de las tecnologías empleadas. 

El presidente de Repsol se mostró pesimista respecto a las políticas energéticas europeas y señaló cinco cuestiones que deben mejorar en el continente: 

  • las interconexiones,
  • la seguridad del suministro,
  • la generación con renovables, 
  • la neutralidad tecnológica, 
  • y la eficiencia energética. 

La voluntad de liderazgo europeo en la transición energética podría estar cayendo en el pecado del etnocentrismo: Europa, como recordó Lanza, solo supone el 10% de las emisiones globales

(Fuente de la imagen: flickr.com/photos/realinstitutoelcano)